Mientras que algunos intentan sorprendernos mediante un buen guión, con orgías de sucesos visuales de por medio, Treasure siempre ha optado por hacernos disfrutar con las mecánicas. Para algunos puede suponer una complejidad, pero, para otros, es la esencia del videojuego llevada a su máxima expresión.
Y es que en Treasure siempre han tenido una máxima que los define: Hazlo atractivo, diferente e interesante (pero a todos los niveles). Supongo que una gran mayoría pensará en que esto es algo común, y que todos los estudios de programación podrían optar por la misma, pero aspirar a ella no es igual que rendirla un tributo constante.
Cuando pones las manos sobre un juego de esta increíble compañía suelen ocurrir dos cosas: Quedas maravillado de inicio, con su sola presencia, y acto seguido te vuelves consciente ante tus limitaciones. Esto último, por dejarlo en claro, se debe a que esta gente no suele ser condescendiente con el jugador, y busca retarlo.
Has de aprender a jugar, practicar para ser más rápido, memorizar patrones para que no te resten una vida y constante para entenderlo en su plenitud.
Puedes mejorar, encontrar nuevas técnicas y convertirte en más hábil que los mismos tipos que lo programaron. Hoy en día no es común encontrar semejante leyenda grabada a fuego, y podría decirse que la industria ha preferido centrarse en entretenerte con sistemas muy simples, antes que en proponerte un reto de verdad.
Un Call of Duty se juega igual que un Battlefield... y no negaré que cumplen con su propósito, pero poco más. En cambio, cada juego de Treasure es un mundo, desconocido y peligroso, para nada indulgente: Si quieres jugar tendrás que aprender cómo funciona y si además quieres ser bueno, necesitarás ser muy eficiente. Distinción (Quitando a una parte de los Indies, y a Platinum/Clover, apenas existe nada como Treasure).
Alien Soldier es una de sus propuestas más olvidadas e infravaloradas… Totalmente injusto y, más, sabiendo que estuvo al alcance de todos los usuarios europeos de Megadrive. Además de ser el auténtico padre de uno de los juegos más míticos de la empresa: Radiant Silvergun.
Es cierto que Alien Soldier se asemeja, y se controla, más como un Run & Gun que como un Shoot´em up, pero ese Final Boss Stage Syndrome que posee el clásico espacial es herencia directa del juego que nos ocupa.
Son muchas sus señas: Sprites inmensos, brutal colorido, maravilloso sonido y riqueza jugable de insuperable calidad. Pero lo más curioso es su sistema de progresión.
Aquí los niveles son apenas tramos de un par de minutos y están poblados por un ridículo número de enemigos secundarios, que parecen tener prisa por sucumbir y dejar tu destino en manos de su jefe.
Ellos son, en realidad, las fases: Una serie de enfrentamientos constantes contra los jefes de nivel. Existen 31, nada más y nada menos. En alguna pantalla (de un total de 24) hasta os enfrentaréis contra dos de los mismos. Suerte.
Tras la gran aceptación que tuvo Gunstar Heroes (Junto a Vanquish, "posiblemente" sea el mejor juego de acción/tiros de todos los tiempos), en Treasure sintieron auténtica ilusión por el feedback recibido de los fans, que aludía, en la mayoría de los casos, a los magníficos (e inclusive aleatorios) enfrentamientos contra los Final Bosses.
Gracias a esto, el estudió le dio vueltas a centrarse en un nuevo juego que omitiera adornos estandarizados, creando decenas de rutinas propias para cada enemigo. El resultado es uno de los cartuchos más valientes e inteligentes de su época, además de un producto excelso en sus calidades técnicas.
El primer contacto es duro, y bastante extraño, pues la escala de los sprites es tan inmensa que cuesta esquivar cualquier disparo. Además de esto, es rápido y letal. (Es uno de los pocos títulos adaptados para funcionar a la misma velocidad en PAL que en NTSC)
Recuerdo cierto desagrado en mi partida inaugural, pero con los años he aprendido que tras el "First Contact" hay que hacer dos cosas: Esperar a que aparezcan las demos y leerse el manual (Lo siento, yo primero pruebo y luego aprendo).
Una vez visualizas las demostraciones te quedas prendado: Quieres aprender a jugar de esa forma... Pégate al techo, cambia de disparo a toda velocidad, sal lanzado de lado a lado de la pantalla envuelto en llamas... Acaba con esas bestias y no las concedas el placer de la victoria.
No se tarda demasiado en dominarlo tras ver las partidas grabadas por el estudio. Entonces, datos como la dificultad y la riqueza, pasan a convertirse en una respuesta del jugador ante los enemigos... Ya no es el pad el que te limita, sino la maestría imaginativa de los malvados seres que trabajan en Treasure: Los enemigos finales son un no parar de cambiar en sus formas de ataque, y todo un ejemplo sobre como otorgar personalidad ante cada enfrentamiento.
(A algunos os vendrá a la mente el ya mencionado Gunstar Heroes, y su fabuloso enfrentamiento en la pantalla de las vagonetas).
No es un juego para todo el mundo, y me veo en la obligación de compararlo con otro de los grandes: Shadow of the colossus. Alien Soldier no cuenta con esa poesía o ambientación, pero se entiende de una forma muy similar: encontrar el modo de acabar con los Titanes (que no matarlos) es la meta y el auténtico disfrute, y si buscas rivales portando camisetas en las que se lea: "dispara aquí", nunca será tu juego.
(Siempre he pensado que SOTC es una alegoría sobre este tipo de videojuegos: Acabarlos supone una especie de maldición, ya que la magia de cada enfrentamiento muere al finalizar.
No es como en otros títulos, que parecen estar creados para llegar a ese punto, para que compres otro...la brevedad y la sencillez al servicio del consumismo).
Sus calidades "plásticas" están fuera de toda duda y hacen auténtico honor a una de las frases que aparecen al insertar el cartucho "The 68000 heart on fire"...
Múltiples capas de scrolling, enormes sprites, vistoso colorido y velocidad de vértigo... es una auténtica maravilla técnica dentro de su sistema.
Si no os gusta complicaros y disfrutáis con juegos comunes (en ningún caso quiero dar a entender que esto sea malo), que sirvan para pasar el rato, es posible que Alien Soldier no sirva a vuestros propósitos, ya que insisto en la necesidad absoluta de aprender a jugar.
Para el que busque un gran reto, realizado con cabeza y capaz de sorprender, podría ser una grandísima opción, siempre que no olvidéis su dificultad, que no es moco de pavo.
La trama del juego nos cuenta que en un futuro próximo se convierten en frecuentes las mixturas genéticas y biónicas, llevando a los humanos a un siguiente nivel. Mezclados con máquinas e incluso con animales, la raza sufre una posible pérdida de identidad.
El grupo rebelde Scarlet lucha por acabar con esta lacra y recibe ordenes de su líder: Epsilon-Eagle, quien es traicionado y enviado a una realidad alternativa por uno de sus supuestos fieles: Xi-Tiger.
Xi-Tiger toma el control y convierte a la organización en una sanguinaria orden que apuesta por el dominio de la raza. Sin embargo, Epsilon ha de volver para acabar con el nuevo cabecilla, y para devolverle el sentido a su lucha.
El cartucho, que solo existe en versión PAL y NTSC-J, puede rondar los 250€... Al no ser un juego demasiado afortunado en ventas, las unidades restantes valen su peso en oro…
Sus falsificaciones/reproducciones están a la orden del día y solo es recomendable comprarlo si se certifica su autenticidad (Es un título que no dejará de revalorizarse).
Para los que no seáis coleccionistas, o amantes de lo retro, (o a los que os parezca un disparate su precio) lo mejor es adquirirlo en alguno de los muchos recopilatorios de Sega que lo incluyen (Los Megadrive Collection) e inclusive en Steam.
Los videojuegos son como una visita al museo del Prado: Con cualquiera de sus obras podrás maravillarte, pero aquellas con una historia detrás, con un significado, dan mucho más juego: Alien Soldier y Treasure son comparables a los segundos.