El estigma de las 2D sigue muy presente y, por desgracia, para un sector bastante amplio, es sinónimo de producto de segunda. Obras como Mark of the ninja nos demuestran que los juegos "planos" siguen siendo tan necesarios como siempre.
Hacía tiempo que no me enganchaba tanto con un juego, o al menos no con la fuerza de atracción de Mark of the ninja. Y es que, por encima del diseño, de los gráficos o del sonido, aquí me he encontrado con unas mecánicas realmente bien planeadas.
Y esto es lo que convierte a la última obra de Klei en un imprescindible, pues está creado con un mimo, y con un detalle, que posiblemente no sea perceptible de inicio.
Mark of the ninja nos propone disfrutar de un juego de acción e infiltración, que bebe de fuentes tan diversas y contradictorias como Ninja Gaiden (la saga clásica) o Commandos.
De la saga ninja por excelencia toma la acción más pura, y se apropia de su velocidad, creando un entorno plataformero que requiere de reflejos. De Commandos toma prestado su sistema de detección enemigo, el entorno como subterfugio y la planificación pre-meditada ante cualquier acción... aunque de una forma mucho más intuitiva.
Pueden parecer dos contradicciones superpuestas, pero casan como un guante, proporcionando una mezcla entre sensación cerebral y visceral que pocos juegos contemplan.
En Mark of the ninja deberemos movernos entre las sombras, ocultar los cadáveres, evitar los focos, distraer a los enemigos y encontrar rutas alternativas, pero una vez planificado el avance, y vistos los problemas de cada tramo, toca ser rápido y atacar, haciendo uso de nuestra pericia a los mandos y no de nuestro cerebro.
Es un título que juega a dos tiempos, pidiendo observación y planificación de inicio, para luego pasar a la acción más trepidante. Es algo que escrito no impresiona, pero que no se suele ejecutar con tanta maestría e inmediatez en otros productos.
En la gran mayoría de los juegos o se piensa, o se actúa, pero aquí la simbiosis es total y constante, además de veloz, pues no hace falta meditar en exceso antes de pasar a la acción.
El diseño de niveles y de rutinas enemigas es fabuloso, y dentro de él encontraremos trampas láser, focos indestructibles, perros que "huelen y escuchan", enemigos vulnerables por un solo flanco, trampas de detección de movimiento, alarmas y todo tipo de contratiempos a sortear.
Lo más interesante del asunto es que siempre existen alternativas para progresar, y es raro no poder actuar mediante diversos procedimientos.
Por poner un ejemplo: Si queremos traspasar una trampa de láser, y nos hemos equipado con bombas de humo, podremos utilizarlas para dejarlas inactivas durante unos segundos o, en caso de no poseerlas, buscar su interruptor.
Para con los enemigos sucede exactamente igual, pudiendo eliminarlos rápidamente saliendo de una alcantarilla, tirarlos desde cierta altura, ponerles trampas, engañarlos y distraerlos con sonidos... son muchas las opciones, y todas ellas igual de atractivas.
Lo mejor de su sistema es esa variedad, pues existe la posibilidad de hacerlo todo perfecto, sin muertes y sin llamar la atención, o dejando un reguero de sangre de principio a fin... tú decides cuan difícil quieres que sea la experiencia.
Por muy brutales que queramos ser, y siempre que nos encontremos con más de un enemigo, ha de primar el silencio, y el juego utiliza un método muy bueno para convertirlo en pericia a los controles: cuando nos aproximamos a la victima, y tras pulsar el botón de ataque, se nos mostrará una combinación simple de comandos a realizar, que debe ejecutarse rápidamente... si lo conseguimos, la presa no tendrá tiempo para soltar alarido alguno, y si no es así, la eliminaremos, pero correremos el riesgo de ser detectados...
Nuestro ninja es capaz de adherirse a las paredes y a ciertos techos, utilizar su cadena para aferrarse a diversos salientes, asomarse por diferentes lugares sin ser descubierto, poner trampas mortales, destruir focos, esconderse tras ciertos elementos del decorado, usar humo, ocultar los cadáveres, forzar cerraduras...y un sin fin de opciones que no paran de aumentar, gracias a la posibilidad de conseguir nuevas habilidades y de potenciar las ya existentes.
Todo esto ha de utilizarse teniendo en cuenta que nuestra visión, dentro del juego, tiene unos límites más o menos realistas.
De esta forma, nunca veremos si hay enemigos encima de un puente, por ejemplo, hasta que subamos a él... pero encontraremos referencias en caso afirmativo, pues sus pasos se dibujan, así como cualquier otro sonido perceptible.
En ciertas estancias existe la posibilidad de acceder mediante conductos de aire o alcantarillados, y sucede algo similar, pues desde la trampilla solo veremos lo que la misma nos deje ver, pero si nos asomamos, con cuidado, podremos contemplar el lugar al completo.
Insisto en que priman los reflejos y la rápida actuación ante la estrategia más sesuda, aun haciendo falta esa planificación. La cuestión es que el juego fluye, y no pierde tiempo contigo en buscar una única respuesta, pues siempre existen varias posibilidades para avanzar.
Técnicamente es un título atractivo, muy bien realizado en su conjunto y con unas animaciones espectaculares. Sus fondos, efectos y demás componentes, son simplemente maravillosos, recreando una atmósfera creíble para con lo que se nos propone.
A nivel sonoro exactamente igual, con un gran acabado, multitud de efectos y una BSO elegante a rabiar.
Mark of the ninja es un "triple A" en toda regla, y no debe influir en su apreciación que sea un juego "de bazar", pues ya quisieran infinidad de títulos resultar la mitad de elegantes, desafiantes y atractivos en su conjunto.
Otra de sus muchas virtudes es que no acaba justo donde empieza... algo bastante común hoy en día, y no será raro ir encontrando nuevos métodos de eliminación de los que ni se nos ha hablado en un principio... la cuestión es observar y probar. Aquí se aprende jugando y experimentando, se crece con la experiencia, y un tutorial de inicio no basta para saberlo todo.
Puede que muchos conozcáis al estudio por sus divertidos Shank, aunque ya os aviso que Mark of the ninja es infinitamente superior en cualquiera de sus apartados, y sobre todo en el jugable, siendo mucho más variado en comparación.
No puedo más que recomendaros este juego, y sobre todo a los amantes de las 16 Bits, de los desafíos con calidad y a todo aquel que gusta de la sensación de auto-superación dentro de un juego.
Es una maldita joya que nadie debería perderse, y uno de los imprescindibles de la séptima generación.