Es muy posible que durante los 80 y los 90, en Japón, se pusiera de moda consumir Peyote... en cantidades ingentes. Y es que otra explicación no es posible cuando se contemplan obras tan extrañas y distorsionadas como PU.LI.RU.LA:
La trama del juego nos cuenta como en el pequeño pueblo de Radishland fluye el tiempo, gracias a una maquinaria fantástica que lo mantiene en una constancia lineal...
Pero cierto día, y sin motivo aparente, aparece un malvado hechicero que roba la llave del dispositivo, creando una alteración en el flujo espacio-temporal. Este suceso hace que el pasado, el presente y el futuro se fusionen sin poder distinguirlos bien, provocando daños importantes en el tejido de la realidad.
Así pues, el anciano más sabio del pueblo les encomienda a Zac y a Mel recuperar la llave y vencer al oscuro mago, entregándoles una varita y un bastón mágicos para ayudarse en su camino.
Contado de esta forma hasta parece un buen relato de ciencia ficción, pero en el momento en el que veamos a luchadores de sumo digitalizados de fondo, monjas que nos sacan la lengua para atacarnos, y monstruos salidos de un micro-ondas que cae del cielo... la trama dejará de tener sentido alguno. Y, por su puesto, empezaremos a creer en la teoría del Peyote nipón.
PU.LI.RU.LA nacía como una recreativa (que extrañamente llegó a nuestras tierras) que buscaba ser llamativa como principal reclamo, pero que carecía de profundidad jugable, de una duración digna y de algún otro reclamo que no fuera visual. Lo que le convirtió en un juego muy limitado a la hora de ser portado a videoconsolas.
Estamos hablando de un Beat´em up al estilo de Final Fight o (por ejemplo), pero sin el desafío y poderío de los mismos.
Aquí solo hay un ataque y una magia (que se presenta en tres formas diferentes, de forma aleatoria), y aunque la animación es muy buena, se convierte en monótona por culpa de sus limitados patrones.
La mayoría de los enemigos son destruidos de un solo golpe, y los jefes finales son bastante fáciles... aunque el malvado final boss es algo más pesado.
El juego puede completarse en unos 30 minutos, más o menos, y la re-jugabilidad es nula del todo... Algo tiene que tener es te juego, ¿no creéis?
Así es, PU.LI.RU.LA desborda originalidad, y cuenta con algunos escenarios magníficos, como la fase de los cristales (en la que todo se refleja) o la del desierto, con un bello colorido de por medio.
También es remarcable la locura que posee todo el título y su fuerte componente bizarro (fijaros en la foto superior...), conteniendo algunas de las postales más ridículas que se han creado para juego alguno.
Pero su fuerte carisma gráfico no puede esconder un sonido vulgar y unas mecánicas tan simplistas. Así que el título solo funciona la primera vez que lo juegas, por lo sorprendente de algunos sucesos (la cara de la mujer con el pelo azul es una imagen inolvidable...os la pongo más abajo).
Y es por este motivo por el que pienso que como arcade tiene un pase (te gastas 3 euros y lo ves de principio a fin), pero como juego de sobremesa es simplemente una rareza.
Es simpático, y resulta entretenido, pero durante los 30 minutos iniciales.. ya que luego no tiene absolutamente nada que pueda considerarse como un reclamo (excepto mostrárselo a los colegas para que flipen un rato).
Hay que decir que el diseño, en líneas generales, es realmente destacable, con enemigos, fondos y animaciones que rayan a un muy buen nivel, aunque el resultado final es algo frío, por estar contrastado con imágenes tan poco acertadas como las digitalizaciones incluidas (son muy cómicas, pero "encutrecen" que da gusto...).
Al ser un juego no demasiado caro (se puede conseguir por poco más de 20€ de importación), es aceptable su adquisición, pero siempre que tengáis claro que es una rareza, y no una joya o un título de calidad...
Antes os comenté que el juego llegó a España en su versión arcade (y al resto del globo), pero lo hizo censurado: En la versión original (y en los ports de consola) existe una fase en la que nos encontraremos con unas piernas femeninas gigantes con medias rojas, saliendo de unas puertas, que fueron eliminadas en el resto de territorios.
Como fallo a destacar, en la mayoría de las versiones, una vez finalizado el juego, aparecen diferentes escenas de las fases, y pueden verse las piernas gigantes (aunque no aparecieran in-game).
El juego solo fue lanzado (en consolas) en Japón, existiendo versiones para Saturn, PSX y FM Towns. Todas son idénticas y no existe factor alguno para decantarse por una u otra (bueno, sí existe, descartando a la versión de FM Towns por ser más cara que las demás...).
Un juego curioso y muy llamativo en lo gráfico, además de cómico, pero limitado como pocos... aunque es innegable que tiene su encanto.