En 1996, Id Software lanza Quake, el primer FPS 100% poligonal, haciendo temblar a una industria saturada de productos en 2,5D (Juegos en 2d que, mediante ciertas técnicas de scaling, daban sensación tridimensional).
De todas formas, Quake era mucho más que eso, era un “Shooter” perfecto a muchos niveles, tanto en desarrollo, apartado sonoro y creativo, dando una nueva vuelta de tuerca a todo lo visto, creando un
mundo oscuro a medio camino entre lo gótico y lo tecnológico (aspecto del que carecen sus secuelas).
Algo muy propio que introdujo Quake, y que a día de hoy es imperceptible, pues todo juego que se precie lo posee, es sin lugar a dudas su “diseño de alturas”, verdaderos entornos con diferentes alturas que nos
mostraron un mundo mucho más complejo a nivel arquitectónico, creando además, un desafío nuevo para con los enemigos del juego, pues estos podían atacarnos desde cualquier ángulo y posición del
escenario, algo nuevo y a la vez desafiante.
El potentísimo motor de Quake contaba con iluminación en tiempo real, efectos de partículas, de distorsión y, lo más importante de todo, contaba con la tecnología necesaria para poder moverlo en alta resolución… todo un alarde técnico.
Jamás olvidaré la primera vez que jugué a la versión “shareware” de Quake y, sobre todo, nunca me podré olvidar del increíble efecto del agua y de la fabulosa ambientación de la que hacía gala el juego, que además de belleza, combinaba de una extraña
forma un mundo oscuro e insólito con personajes sacados de la peor pesadilla de terror.
4 mundos y 28 niveles de infarto, repletos de criaturas inolvidables, como por ejemplo los zombis inmortales (el miedo que daban los malditos).
Dificultades altas, como en casi todos los juegos de antaño, que nos hacían recorrernos más de 100 veces el nivel en busca de la típica tarjeta de color o el pulsador de turno, pero siempre disfrutando del juego en sí y, como no, sufriendo de forma divertida con la malévola inteligencia artificial de los enemigos.
Además de la propia dificultad del juego, Quake añadía una nueva barrera a batir: el control con dos ejes.
Si bien juegos como Duke Nukem o similares, nos permitían controlar el ratón como si fuera la cabeza del personaje (y el teclado las piernas), fue Quake el que lo implementó con éxito, haciendo más que necesario el uso de estos ejes para poder atacar a diferentes alturas o asomarnos a algunos lugares.
De su banda sonora, compuesta por el siempre genial Trent Reznor, solo se puede decir una cosa: Puede hacer que te orines encima…
Recuerdo perfectamente que la iglesia, que supongo no tendría nada mejor que hacer en esos tiempos, hizo público un estudio de la BSO de Quake y alegaron contenidos satánicos en la misma.
Resumiendo, Quake es un juego laberíntico, difícil, insólito, potente y divertido, que contiene en estado puro la jugabilidad más impactante que un “shooter” puede ofrecer; una roca sólida, a la que bien merece jugar cada cierto tiempo, pues sigue siendo un juego hardcore como pocos.
MI OPINIÓN
Quake es un diamante en bruto, solo superado, desde mi punto de vista, por el primer Half Life. Un juego único, que nos ofrece lo mejor de ID Software y, sobre todo, nos recuerda por que son los más punteros en tecnología, capaces de mover a 60fps un juego como RAGE en consolas… que, comparado gráficamente con otros juegos a 60fps como Call of Duty, lo deja todo claro en cuanto a quien manda aquí.
¡Un clásico en mayúsculas!
Por cierto, os recomiendo buscar en la red “Quake Tenebrae”, una mejora de lo inmejorable.