Aunque a algunos les cueste creerlo, hubo un tiempo en el que Sony programaba juegos para diferentes compañías, siendo la mayoría de sus títulos licencias fílmicas. La calidad que poseían en aquella época no era precisamente alta... pero siempre existe una excepción que confirma la regla: SkyBlazer.

El juego que hoy nos ocupa fue lanzado en 1994, para Super Nintendo, y tuvo la desgracia de pasar totalmente desapercibido. Esto no importa demasiado cuando hablamos de un juego menor o de un producto genérico, pero tratándose de un título tan redondo en todos sus aspectos, toca lamentarse.

Empezando por su apartado gráfico, nos topamos con una paleta de color vibrante, con multitud de tonos vivos y contrastes excepcionales, así como con una variedad de sprites bien diseñados y de sorprendente nitidez.

El título hace un uso increíble de todas las rutinas propias de SNES, con los típicos efectos de rotación y zooms del MD-7, incluyendo también una amplia cantidad de transparencias. 

Es impresionante la utilización de estas técnicas durante todo el juego, ya sea recorriendo los cielos en tercera persona o contemplando su empleo en algunos de los enfrentamientos contra los jefes de final de fase.

Hay que destacar, sin desmerecer al resto, al jefe que aparece sobre estas líneas. No solo por su tamaño (toda la pantalla), sino también por su característico diseño: En realidad es un muro, que rota fijado a un eje central, así que se mueve dando vueltas y en cada lateral hay un hueco (que cambia de posición) por el que debemos pasar.

Así contado no sorprende, pero os aseguro que es de lo más impresionante que he visto en este sistema.

La variedad de diseño y temática es otro de sus puntos fuertes, cambiando constantemente entre pantallas de vuelo en "3D", fases estilo shooter, niveles de avance horizontal junto a otros de desplazamiento vertical, fases acuáticas...La verdad es que son pocos los juegos tan variados y tan bien diseñados.

Quizá, las fases estilo shooter sean las más forzadas y peor definidas, aunque para nada son reprochables, pues aumentan esa variedad tan de agradecer que ya os comentaba.

Todo el juego se transita a través de un mapa, por el que viajaremos entre fases. En determinados momentos podremos optar por diferentes caminos, pudiendo acceder también a zonas de salvado. 

En realidad no se puede guardar la partida, pero en estas moradas nuestro maestro nos entregará un código para que lo anotemos, y así poder comenzar la próxima vez desde ese punto.

SkyBlazer cuenta con 17 estupendos niveles, entre los que encontraremos fases bastante sencillas junto a otras mucho más exigentes.

Aunque siempre se habla de un juego sencillo y breve, esta afirmación no es del todo correcta, pues si sois jugadores expertos lograreis acabarlo sin problemas (y tras muchos intentos en determinados lugares), gracias a que es realmente fácil conseguir vidas extras.

En cambio, para los jugadores menos experimentados, el simple hecho de pasarse la primera torre (fase 3) puede suponer todo un atasco... e inclusive el abandono del juego para siempre.

Una de las características más llamativas del juego es la habilidad del protagonista para adherirse a las paredes, siendo una propiedad que utilizaremos constantemente para poder salvar obstáculos durante toda la aventura.

Otra de las señas del juego es la recolección de habilidades. Se trata de diferentes poderes (desplazarse por el aire, fuego a distancia, disparar en todas direcciones, invulnerabilidad momentánea...) que iremos obteniendo según avancemos en la aventura. 

El punto más logrado de estas habilidades es su limitación de uso, ya que todas comparten la misma barra de energía, y deberemos asegurarnos de disponer de ella para momentos muy concretos. Esto le da un aire más o menos estratégico al uso de las mismas.

En su apartado sonoro SkyBlazer brilla con fuerza, aportando una variedad de temas con una abultada calidad, inspirados en su mayoría en melodías Hindúes.

Algunas son bastante fugaces, la verdad, pero en todo momento logran destacar, acompañando de muy buenas maneras. Los FX también van bien servidos, contando con la misma calidad y con una variedad más que suficiente.

La trama del juego es sencilla: el malvado hechicero Raglan ha secuestrado a la princesa, a quien necesita para llevar a cabo un terrible ritual.

Gracias a esto y a la ayuda de Ashura, el malvado antagonista podrá dominar el mundo... pero Sky, nuestro héroe, ha de impedirlo recolectando previamente los poderes necesarios, para así tener una mínima oportunidad ante las malas artes del oscuro mago.

Como casi siempre, no es un guión especialmente potente, pero cumple como excusa para adentrarse en la aventura y tener una motivación típica: Salvar al mundo y a la princesa.

Es curiosa la semejanza de SkyBlaster con Hook (también de Sony Imagesoft), título lanzado en 1992. Y lo digo en base a que algunos movimientos son calcados, ciertas fases son muy similares y las escenas de vuelo bastante parecidas. 

Ahora bien, este título mejora, hasta el infinito, cualquiera de estos atributos ajenos. Son como el día y la noche.

Es realmente triste que el juego no llamara la atención en su momento, vendiendo menos que otras obras mucho más cuestionables de la casa, pero el catálogo de SNES era así. Tenía tantos títulos impresionantes que era inevitable el que se taparan los unos a los otros...y ya sabemos cuales solían ganar: los más publicitados. 

SkyBlazer es una maravilla dentro de su sistema, siendo un juego que recomiendo a todas luces. Solo excluiría a los jugadores casuales, pues aun sin ser demasiado complicado, tiene momentos que requieren de bastante precisión. 

Una de las verdaderas joyas ocultas de Super Nintendo: IMPRESCINDIBLE.