A finales de los ochenta (1988), la ampliamente conocida NAMCO nos obsequiaba con un juego diferente, enfocado a un público que demandaba un tipo de producto más específico, puede que más adulto o, simplemente, con un enfoque más grotesco.

De esta forma nacía la saga Splatter House con su primer título; un juego basado en la violencia visual, en no contenerse a la hora de mostrar sangre o vísceras.

Un producto adulto que se originó a partir de las míticas películas de terror de la época, tales como Viernes 13, Pesadilla en Elm Street y otras de corte similar.

Al igual que en el caso del original, SPLATTER HOUSE no es un producto apto para menores o para gente fácilmente impresionable, ya que su gran atractivo visual es a los videojuegos lo que el “gore” al cine, es decir: detalle por lo macabro y grotesco.

Mutilaciones, tanto propias como de los enemigos, chorros de sangre, quebrantamientos de cráneos y un sinfín de hemoglobina digital es lo que destacará por encima de cualquier otra cosa en este título, al igual que en el resto de la saga.

Además y, superándose a si mismo, este SPLATTERincluye un toque de erotismo (con desnudos integrales) típico del genero fílmico al que imita.

Durante la exploración de los escenarios, encontraremos fragmentos de fotografías, que al ser unidas compondrán una imagen “más que insinuante” de nuestra querida Jennifer (novia del protagonista).

El desarrollo de Splatter House, al igual que en sus precuelas, consiste en un Beat’emup (o juego de lucha de calle) llevado a la actual generación en un potente escenario en 3D.

No penséis en GOD OF WAR, ni en ningún otro juego similar, tampoco busquéis parecido alguno con FINAL FIGHT, SPLATTER HOUSE es otro tipo de juego (ni mejor, ni peor) mucho más exigente (creo sinceramente que es uno de los juegos más Hardcore de esta generación). Cualquier enemigo, por pequeño que sea, podrá acabar con nosotros si no hemos practicado lo suficiente.

Un control muy duro (con una curva de aprendizaje muy buena), que no perdona en ningún momento, con amplia cantidad de combinaciones que tendremos que realizar en los momentos adecuados si no queremos presenciar el tan temido GAME OVER.

El diseño hará las delicias de cualquier seguidor del cine serie B o serie Z, y sobre todo a aquellos que busquen un entorno más oscuro de lo normal, contando con unas fases, que sin ser lo más puntero o potente del momento, si que respetan ese tono abominable de los anteriores títulos.

Donde Splatter destaca sin posible discusión, es en su fabuloso bestiario; con criaturas imponentes que muestran con su simple contemplación una sensación de peligro acorde con sus aptitudes para la destrucción.

La historia es bien simple: nuestra novia cae presa de un ente maligno que habita en una mansión. Para poder rescatarla, la máscara más famosa del mundo del videojuego, nos ofrecerá su ayuda para convertirnos en una mole compuesta a partes iguales por músculos y placer por la destrucción…

Más típica no puede ser, pero también es cierto que es el mismo “leitmotiv” que propulsa toda la saga.

A nivel sonoro, ninguna objeción, sobre todo para los amantes del Rock extremo o el Heavy Metal. Un tipo de música que le sienta como anillo al dedo. También cabe citar el variado abanico de FX (con la ardua tarea de darle sonido a la carne y a los huesos al romperse…).

Buena continuación (si no te gustaron los demás, seguramente este tampoco te caiga en gracia), buen control (para jugones que busquen un reto), fantástica banda sonora, maravillosa ambientación y sobre todo, una jugabilidad más típica de los juegos 8 y 16 bits.

MI OPINIÓN

Para mi, este Splatter es un juegazo, pero me considero un seguidor de la saga y un Heavy de pro. Además me gustan los juegos difíciles pero jugables. También soy fan de películas como Brain Dead, Meet the Febles, Evil dead, o del género Zombie y mi héroe por antonomasia es Kenshiro…

Y, creo que solo aquellos que compartan al menos dos de estos puntos, podrán disfrutar de este juego.